Era por
entonces que creía en las personas, que me dejaba llevar por la
intuición que me guiaba hacia, lo que yo creía, el camino correcto.
Pero algo salió mal, y todo el camino se me alzó en la pendiente
más pronunciada, y todo mi mundo se desmoronó.La nada
inundó entonces todo el horizonte, y ya nada volvió a ser igual...
La silueta de mis sueños comenzó a difuminarse y se tornó un
borrón, oscuro y sucio. Y creí que el fin había llegado.Pero
entonces, al arribar a lo que imaginé la muerte, amaneció un
minúsculo rayo de luz, que fue encendiendo motitas de ilusión a lo
largo del túnel, y que de nuevo me hizo recuperar la fe en el ser
humano. Fuiste tú, corazón mío, el que abrió mis ojos al nuevo
día, y me hiciste revivir, y recuperar la fe y la esperanza. Tú,
mi bello niño, que naciste puro, y que tu amor es tan grande, que
deshace el hielo de cualquier corazón roto. Jamás amé tanto y tan
infinitamente. Jamás nadie podrá romper el vínculo que nos une,
que me encadena a tu corazón para siempre, aunque muera y aunque me
mates.
Tú, mi hijo
bello...
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