A menudo me siento perdida, y escondo mis alas entre mis brazos, para ver si en reposo logro encontrar mi sendero. A menudo me escabullo, y me pierdo por entre las tinieblas, queriendo alcanzar la calma. Pero el corazón me vuelve a asaltar, cual pistolero, para atravesarme el alma, y hacerla ensangrentar de dolor.
Qué sé yo de la vida, si sólo he vivido una, y no me ha dado tiempo más que a saborearla. El miedo al fracaso, bloqueó más intentos de lo debido, y no he tenido la oportunidad, ni el coraje suficiente, para intentar conseguir mis sueños. Qué sé, pues, de nada. Si sólo soy una pobre ignorante, borracha de deseos, carente de ambición. Más preocupada por no perderme en el camino, que de alcanzar la meta. Qué sé yo…

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